martes, septiembre 18, 2007

Retornando a casa


Al volver de mis vacaciones virtuales, me encuentro con un país donde hay un relajo total, ya que se hizo un sándwich que completa 5 días libres para todo el país, a excepción de algunas instituciones que deben trabajar para que la mayoría pueda gozar con este regalo, una de estas instituciones son nuestras fuerzas de orden a quienes he visto patrullando la ciudad en diversos puntos, institución que días atrás sufrieron un ataque tremendo de parte del lumpen, donde fue asesinado el cabo Vera, ejemplo vivo de lo que pasa con los carabineros, quienes en muchos casos exponen su vida por un sueldo miserable y que a su vez le son descontados hasta los calcetines que deben usar. La verdad es que eso que todos vimos, especialmente en Santiago (porque en provincia tengo la sensación de que no pasó absolutamente nada) es algo digno de análisis. Refiriéndome a las protestas que solo hacen daño a los que viven en esos sectores 'conflictivos', que paradojalmente son sectores de trabajadores que día a día, deben luchar con la discriminación económica y social, con las malas desiciones como el transantiago, y a la vez que termina la asonada quedan sin los servicios básicos, sin semáforos, sin almacenes que los abastecen, sin colegios que permiten educar a los niños, sin consultorios que garantizan en algo la salud y un sin numero de otros sin más. Pensemos a quien favorece esto, quien quiere que nuestro pueblo permanezca en la indefensión, quien quiere que no se eduquen nuestros hijos, quien quiere que la fuerza publica no haga su trabajo, no es dificil pensar en los narcotraficantes que desean tener impunidad en su deseo de enriquecerse a costa de la sociedad y poder tener un séquito de esclavos para su servicio, pero no seamos ilusos, esto también lo debemos a aquellos delincuentes de cuello y corbata que pagan salarios de hambre y que no es suficiente para vivir en forma austera pero decente, recordemos las forestales, a los pirquineros (la minería no solo es cobre), a los pescadores que luchan contra la pesca de arrastre, los campesinos que deben trabajar como temporeros, todos poseen un factor común, sueldos de hambres que hacen que las personas vean como horizonte de salvación a los sueldos que ofrecen los narcotraficantes que son bastante más generosos que los que logran aquellos trabajadores que no poseen especialización. He allí el factor de la violencia.

Ya, me cansé casi me dan ganas de no volver de mis vacaciones virtuales.

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